Una de las características de la iglesia dirigida bajo un sistema sacerdotal es la formalidad. Este “pequeño” aspecto parece insignificante pero tiene una repercusión muy grande. El sistema sacerdotal procura que las reuniones y la manera de llevar la Iglesia sea muy formal. Hago referencia a formal como adjetivo que quiere decir relativo a la forma. Para los sacerdotes es muy importante seguir la forma, seguir al pie de la letra los protocolos, es parte de su esencia. No se pueden mover en ambientes donde los protocolos no son estables. El formalismo son los barandales en los cuales descansa su ministerio.
Sin embargo, formal se asocia también con alguien responsable y serio, pero no es a esa formalidad a la que me refiero, por lo que le llamare “formalismo”. El sistema sacerdotal es formalista. Para el sistema sacerdotal la forma lo es todo. Ellos interpretan Mateo 18:20 de la siguiente manera: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, que canten dos de alabanza y dos de adoración, que la revelación sólo le llegue a los pastores, que se den los diezmos, que asistan religiosamente todos los domingos a la congregación, que oren todos los días, que lean su Biblia todos los días, que haya predicación y enseñanza, entonces allí estoy en medio de ellos” la Biblia no se anda con formalismos dice muy claramente que donde dos o tres se reúnen en su nombre allí está Él en medio de ellos.
Si dos cristianos se reúnen en un café y no cantan ni un solo canto y no esperan que la revelación le llegue a su pastor, y no dan diezmos y ese día no han orado ni leído la Biblia, en ese momento en que están reunidos en su nombre ¡allí está Dios en medio de ellos! Sin mayores protocolos. El formalismo apaga la espontaneidad. Por eso cuando la Iglesia se reúne en una casa, lo primero que debemos evitar es el formalismo. La Iglesia en casa es casual. Y si nos vamos al diccionario dice que casual es cuando algo sucede por casualidad, en nuestro caso sabemos que no es casualidad, mas bien sucede por que Dios se está moviendo. Pero de una manera flexible y nuestras reuniones deben tener la capacidad de moverse como Él se mueva.
La iglesia en casas es más flexible con las formas. No se tienen que seguir los protocolos, ni seguir las formas sacerdotales para esperar que un “hombre de Dios profesional” le hable al grupo. Dentro de esa forma casual de interactuar de los miembros se escucha la voz de Dios. No por un sermón sino por la voz del Cuerpo. Es impresionante cuando nos damos cuenta que Dios nos habla a través de su Cuerpo aquí en la Tierra. Y ese cuerpo está formado por gente común y corriente, no es la elite de un pequeño grupo de hombres escogidos, sino que es el conjunto de hombres y mujeres hijos de Dios que son guiados por su Espíritu Santo.
Las reuniones en Casa son espontáneas, son casuales y sin formalismos. La Iglesia en las casas son formales en el sentido que se responsabilizan de sus actos y toman en serio las cosas de Dios. En ese sentido son formales, pero si hablamos de adjetivo, prefiero usar la palabra casual, donde las cosas se dan espontáneamente.
Armando Carrasco Z
Iglesia en casa, Iglesia en todo lugar.
sábado, 23 de febrero de 2008
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