sábado, 1 de marzo de 2008

Tres ingredientes básicos de la Iglesia en casa.

Creo que es muy importante repasar tres ingredientes básicos de una Iglesia en casa.

Tiene un destino.


Cada casa, cada reunión de cristianos debe buscar el propósito para el cual se juntan, el propósito es lo que los va a empujar a seguir adelante. Cuando una casa no tiene un propósito claro y definido, pronto se cansarán de reunirse. Pronto esa casa sufrirá de agotamiento crónico, concluyendo en la terminación del grupo.

El destino es lo que te atrae y genera una fuerza que permite al grupo permanecer en la lucha a través de las circunstancias. La casa o reunión o junta como quieras llamarle se convierte en un motor que mueve a la gente, por la simple razón de tener un destino.

Este destino se convierte en acción. Hay DivinoActividad. Hay movimiento se va porque se está trabajando en algo. Esta actividad no tiene nada que ver con el entendimiento de la Gracia. Esta actividad más bien es el entendimiento que las obras son para que caminemos en ellas.

Es Dioscéntrica.

La Iglesia en casa gira alrededor de Dios. No gira alrededor de una persona, ni de una doctrina ni de un formato específico de reunión. Se mueve en el entendimiento que Cristo es la cabeza de la Iglesia.

No se trata de instalar doctrinas usando el sistema de la Iglesia en las casas, se trata de preparar una estructura flexible y sólida que permita que Cristo se manifieste como lo que hemos dicho por siglos que es pero que no le hemos dado oportunidad de hacerlo. Que realmente gobierne su Iglesia.

Por eso es que la Iglesia en casa cuida mucho no hacer “formatos” de reunión, sino más bien desarrollar el oído espiritual para que al escuchar Su Voz podamos obedecerlo.

No queremos hacer una predicación muy bonita que enseñe que Cristo es la cabeza de la Iglesia, lo que queremos es que en nuestra casa el se manifieste como Señor de la Iglesia.

Se basa en relaciones interpersonales fuertes y sólidas de largo plazo.


En una iglesia en casa no se busca tener compañeros de creencia. Lo que se busca es tener verdaderos lazos familiares que nos muevan a responder con nuestra vida si es necesario por el bien del otro. Tal vez esto suene muy idealista pero es el punto al que se intenta llegar.

No vamos a una casa solo porque creen en lo mismo que nosotros, sino que nos integramos a un núcleo familiar para ser aceptados como somos y aceptar a los demás como son, siendo el amor el pegamento que adhiere nuestras vidas al Cuerpo de Cristo en la tierra.

El entendimiento de la familia provoca un compromiso con la misma.

Armando Carrasco Z
Iglesia en casas, Iglesia en todo lugar.

No hay comentarios: