Hay un poder sobrenatural en la convivencia. Cuando los cristianos dedican un tiempo a convivir, se desata un poder y un amor sobrenatural. Que sólo con el paso del tiempo podemos visualizar.
Los lazos que nos unen son más poderosos de lo que siquiera hemos imaginado, son lazos de sangre. Somos familia. Y cuando nos reunimos para convivir esos lazos se fortalecen y preparan una plataforma para desatar el amor y los dones que Dios ha puesto en cada uno de nosotros.
En estos últimos años Dios se ha manifestado en la conviviencia. Y creo que apenas estamos empezando a comprender el enorme potencial que se manifiesta.
Hay un dicho mexicano que dice que las personas son como son cuando juegan. Y creo que es cierto, muchas veces uno identifica a una persona como tranquila, pacífica, ecuánime, pero en una tarde de volibol o jugando ajedréz, sale a relucir lo que realmente es, y todos se quedan boquiabiertos cuando se enoja con grito y sombrerazo por un error del equipo.
En la convivencia sucede lo mismo, con un poquito de tiempo la gente nos ve tal y como somos, no hay forma en que podamos ocultarnos.
La relación que se va fortaleciendo por convivencia es más sólida que aquella que se sostiene sólo por saludos de cortesía.
En la convivencia podemos conocer el estado real de las personas, sus sueños, sus temores, sus angustias, sus virtudes, sus dones, su llamada, su relación matrimonial, su relación con los hijos, etc.
Y asi como somos nos aceptamos, así como somos nos amamos y así como somos acpetamos que Dios nos usa. Y por supuesto que al conocernos tal y como realmente somos podemos ayudarnos a ser mejores.
Yo por eso creo que Dios está haciendo algo grande en la Iglesia en las casas, algo que puede parecer imperceptible, nada espectacular, pero que está construyendo cimientos sólidos en lo más profundo de nuestro ser.
Convivir nos presenta la oportunidad de vivir el cristianismo en nuestra vida diaria conotodos los retos y problemas que presenta día a día. No sólo un cristianismo de domingos por la mañana.
Es cierto, la enseñanza y la predicación, tienen su lugar, pero eso, sólo es una pequeña parte de todas las formas en que Dios nos habla, nos ministra y nos toca. Hoy Dios está hablando a través de todo Su Cuerpo.
Es simple, el poder se manifiesta en la conviviencia, porque Cristo está en medio del banquete, en familia, conviviendo con los suyos. Cara a Cara. Él no sólo quiere estar en las grandes conferencias y congresos, el quiere estar donde tú estés, donde pueda estar cerca de los suyos.
Armando Carrasco Z.
martes, 18 de septiembre de 2007
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