lunes, 27 de agosto de 2007

Sin laicos todos somos ministros

No hay un fundamento bíblico para diferenciar a los ministros de los laicos. No hay una clase trabajadora y una clase elíte ministerial.

La diferencia la ha hecho el sistema sacerdotal que no puede sobrevivir sin un ministro y sin laicos.

Los ministros actuales predican que todos somos reyes y sacerdotes pero en la practica hacen lo contrario.

Quién no ha escuchado decir a su pastor frases como las siguientes: "Cuando Dios me llamó al ministerio" "Dios me dijo" " Dios me dio la enseñanza para la reunión de hoy" "Cuando Dios me eligió para su servicio" y cosas como esas que solo hacen que la gente crea que Dios selecciona a unos para convertirlos en gente "especial". y que los pobres que no los elige se quedan como simples mortales dependientes de aquellos a los que "Dios les habla".

Y lo peor es que los pastores creen en eso, que Dios a unos los llama para su servicio de tiempo completo convirtiéndolos en gente especial y a otros no. Yo creo que esta ensañanza es una de la que más ha dañado a la Iglesia.

Cuando uno entiende que no hay tal linea divisoria, simplemente uno no cabe en ese sistema. Uno quiere comida y bebida de reyes y no más comida de ovejas.

Cuando no hay un sacerdote no hay mas remedio que ir DIRECTAMENTE a la fuente de vida, no hay otro camino que buscar a Cristo de manera personal. pero mientras vivamos bajo el sistema sacerdotal podemos vivir sin buscarlo porque sabemos que el domingo el sacerdote nos dará nuestra porción semanal de alimento ovejuno enriquecido con viatminas para poder vivir otra semana.

Cuando hablo de buscarlo no me refiero a orar, porque creo que la mayoría de los cristianos oran por los alimentos, oran por su familia por sus necesidades, pero bajan su pasión por la búsqueda intensa de la persona más maravillosa del universo mi Señor Jesucristo.

La función del cuerpo de Cristo en la Tierra es muy diferente a la organización de una institución cristiana. Son cosas diametralmente opuestas, en una Cristo es la cabeza de la Iglesia y así se manifiesta, en la otra es un organigrama con funciones jerárquicas en la que funciona de acuerdo a un sistema sacerdotal.

Armando Carrasco Z

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